Noche de Verano
Lo mejor que puedes hacer cuando está lloviendo es dejar que caiga el agua.
Este relato es una de las leyendas urbanas más espeluznantes, espero que os guste.
Una noche de un sábado, un joven de muy buen ver y un físico envidiable, se encontraba en un bar donde solían ir los jóvenes a pasarlo bien y tomar algo fresquito, en esas cálidas noches de verano. Allí se encontró a una chica, joven y muy atractiva, se acercó a ella y entablaron conversación. Ambos hablaron durante un buen rato, se reían y lo estaban pasando bien, pasó el tiempo de manera fugaz mientras estaba con ella, pero llego el momento, y ella se despidió, tenía que regresar era ya tarde y le esperaban, no podía demorarse más tiempo. Al salir afuera, llovía a cántaros, la típica lluvia de verano, así que él salió con ella y de manera muy caballerosa le prestó su chaqueta. Decidido le acompañó un intervalo del camino hacia su casa, momento en el que encontró la excusa perfecta para volverla a ver, dejándole su prenda que le resguardaba de la lluvia, y que se la devolvería al día siguiente.
La joven Maria prometió devolverle la chaqueta al día siguiente, y le dio la dirección de su casa para poder pasar a recogerla. Tras un beso de despedida, se despidieron hasta el próximo día. Él, apenas pudo dormir. Se pasó toda la noche pensando en ella, estaba seguro de que era su media naranja, el amor que tantos años estaba buscando. A la mañana siguiente sin apenas haber dormido unos minutos, se acicaló, se puso sus mejores ropas y se lanzó a la calle en dirección a la casa de la chica, sus nervios le comían por dentro, estaba ansioso por volverla a ver, el camino se le hizo largo, a pesar de que tan solo tardo 20 minutos en llegar. Al presentarse en la dirección de la vivienda de Maria, tocó la puerta, esperando que saliera a recibirle, la sorpresa fue que abrió una mujer mayor, la cual decía no conocer a ninguna Maria, pero de pronto el joven vio su foto en la mesa del vestíbulo.
La mujer muy amablemente acompañó al chico al cementerio y le fue contando que Maria era su hija, que murió de un ataque de asma una noche lluviosa de verano después de salir con sus amigas.
El chico se paró en su tumba, y se puso a llorar desconsoladamente. Entonces la mujer se preguntó ¡cómo podía saber que esa era la tumba de su hija!
Era evidente, ahí estaba muy bien doblada la chaqueta que el joven le presto la noche anterior.
Carlos Nieto.
Un relato extra cortito
No dejo de escuchar golpes de cristal, solo miro en las ventanas quien puede ser el que las golpea, trato de averiguar en que ventana están golpeando, hasta que me doy cuenta de que los golpes provienen del espejo del salón.

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Muy altivo sintiéndose superior a todo y a todos, ¡Miraba a su alrededor!

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Intenso dolor, es la visión de un depravado en busca del dolor.

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Felicitaciones amigo Carlos.
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