El hombre que visitaba tus sueños 😱🌙
EL HOMBRE QUE VISITA TUS SUEÑOS
No te duermas 😱🌙
// THREAD #404 NOT FOUND_DATA CORRUPT
ADVERTENCIA: Se ha recuperado el siguiente fragmento de un foro de la web profunda ahora inaccesible. El texto es la última publicación de un usuario anónimo antes de que el hilo y todos sus participantes desaparecieran. Carlos&Mariluz han rescatado este archivo para relatando.com como un recordatorio de que algunas puertas, una vez abiertas, no pueden volver a cerrarse.
La última vez que vi a Marcos, tenía el aspecto de quien lleva un mes sin dormir. Sus ojos, antes vivos, eran dos agujeros negros rodeados por círculos morados. La cafeína ya no le hacía efecto. Estábamos en su apartamento, un desorden de libros de texto y tazas de café vacías. Fue entonces cuando me lo contó. Su voz era un susurro ronco, como si temiera que *algo* pudiera escucharlo.
«Empezó hace semanas», dijo, mirando nerviosamente hacia la puerta de su habitación. «Con un sueño. Siempre el mismo. Estoy en mi cama, pero no puedo moverme. Parálisis del sueño, pensé al principio. Pero entonces lo siento. Hay algo en la esquina de la habitación. Una mancha de oscuridad más oscura que el resto. No tiene forma, no tiene cara. Es solo… una ausencia de todo. Y se acerca. Lentamente. No camina. Se desliza por el suelo como el humo».
Me dijo que se despertaba justo cuando esa cosa llegaba al pie de su cama, con el corazón bombeando veneno en su pecho. Pero una noche, algo cambió. La pesadilla fue la misma, pero al despertar, el terror no se fue. El aire en su habitación era denso, pesado. Y juró haber visto la silueta de un hombre alto y delgado desvanecerse cerca de la ventana, como una imagen residual quemada en su retina.
A partir de ahí, la realidad empezó a desmoronarse. Pequeñas cosas. Un libro de la estantería aparecía en el suelo de la cocina. El grifo del baño se abría solo en mitad de la noche. Fotos en su móvil que él no recordaba haber tomado: imágenes borrosas y oscuras de su propio apartamento, tomadas desde ángulos extraños. Desde el techo. Desde debajo de su cama.
El pánico se volvió contagioso. Me llamó una noche, aterrorizado. Elena, una amiga en común, había tenido un sueño. Un hombre alto y delgado la observaba desde la esquina de su habitación. No le contó a nadie los detalles de sus pesadillas. ¿Cómo podía saberlo ella? Pronto, otros dos amigos informaron de lo mismo. Todos compartían la misma sensación al despertar: la certeza aplastante de ya no estar solos, incluso a plena luz del día. Lo bautizaron. «El Ladrón de Sueños». Porque no solo robaba el descanso. Empezó a robarles los recuerdos. Momentos de sus vidas se convertían en lagunas borrosas.
Internet estaba lleno de susurros sobre él. Foros olvidados hablaban de una entidad tulpa, un ser creado por el miedo colectivo que se alimenta de la atención. Cuanta más gente sabe de él, más fuerte se vuelve, capaz de cruzar el umbral del sueño a la vigilia. Una leyenda urbana digital que, para ellos, se había convertido en un parásito real.
La última vez que hablé con Marcos por teléfono, apenas podía hilar dos frases. «Me está vaciando», susurró. «Ya no sé qué es real. Lo veo en los reflejos. En las multitudes. Siempre está ahí». Luego, un silencio. Y antes de colgar, una última frase que me hiela la sangre cada vez que la recuerdo:
“No pienses en él.”
Marcos desapareció al día siguiente. Su puerta estaba cerrada con llave desde dentro. No había señales de lucha. Su móvil estaba sobre la cama, abierto en una nota. Solo tres palabras, escritas una y otra vez, llenando toda la pantalla:
ÉL VIENE ÉL VIENE ÉL VIENE ÉL VIENE ÉL VIENE ÉL VIENE ÉL VIENE ÉL VIENE ÉL VIENE ÉL VIENE ÉL VIENE ÉL VIENE
A veces, cuando estoy solo por la noche y una sombra en la esquina de mi ojo parece moverse, me pregunto si todo esto fue real. Y entonces recuerdo esa última advertencia. Y me doy cuenta, con un horror paralizante, de que ahora tú también sabes de él. Ahora tú también eres parte de la historia. ¿Sientes ese peso en el aire? ¿Esa sensación de que alguien te observa mientras lees esto?
Bienvenido a la pesadilla. Y por tu bien, no cierres los ojos.