INFORME DE MISIÓN: ¿QUÉ ES EL RESPLANDOR?

«Aniquilación», de Alex Garland, no es una película que te dé la mano. Te empuja a una zona de cuarentena iridiscente y te abandona a tu suerte. La premisa es simple: un equipo de cinco mujeres científicas, cada una con su propia carga de dolor y desesperación, se adentra en el «Área X», una zona engullida por un fenómeno anómalo conocido como «El Resplandor». Su misión es llegar al faro, el epicentro, y descubrir qué le ocurrió a las expediciones anteriores. Lo que encuentran dentro no es una amenaza alienígena convencional, sino algo mucho más extraño: un prisma que no refleja la vida, sino que la refracta, la mezcla, la corrompe y la vuelve a crear en una forma tan hermosa como aterradora.

ANÁLISIS TEMÁTICO: LA AUTODESTRUCCIÓN COMO FORMA DE ARTE

Aquí es donde «Aniquilación» trasciende el género. La película es una meditación brutal sobre la autodestrucción. Cada personaje carga con un cáncer, ya sea literal o figurado: infidelidad, depresión, adicción, pérdida. El Resplandor no las ataca; simplemente acelera el proceso de cambio y descomposición que ya existe dentro de ellas. No es una fuerza malévola, es un catalizador. Un espejo que refleja nuestras propias tendencias a sabotearnos, a cambiar, a morir y a renacer en algo… diferente.

«Casi ninguno de nosotros se suicida. Casi todos nos autodestruimos.»

La belleza visual es el verdadero caballo de Troya del filme. Nos seduce con flores que imitan la forma humana, con ciervos cuyas astas florecen, con una naturaleza que se ha vuelto loca de una forma poética. Pero bajo esa belleza subyace un horror corporal profundo. La idea de que tu propio ADN, tu identidad más fundamental, pueda ser reescrito sin tu permiso es infinitamente más aterradora que cualquier monstruo.